Paul Kagame, el negro que tenía el alma negra
Dentro de su política de respeto a los Derechos Humanos, y a la dignidad de las más de 800.000 victimas ocurridas en 1994 en el país, varias semanas después de visitar en Roma al Santo Pontífice, el presidente del Gobierno Español José Luis Rodríguez Zapatero recibirá mañana al presidente de Ruanda Paul Kagame.
Aunque está imputado por delito de genocidio por la Corte Penal Internacional que estudia las masacres cometidas en aquel país entre los años noventa, en que se enfrentaron las dos etnias mayoritarias, los hutus y los tutsis, Zapatero no se ha negado a recibir en La Moncloa a uno de los mayores asesinos de masas de los últimos años.
Tampoco el ministerio de Asuntos Exteriores ha puesto trabas a que le sean vendidas armas a Ruanda, que pudieran ser empleadas para exterminar de nuevo a sus adversarios, en el supuesto de que el Tribunal Penal, que tiene su sede en Tanzania para este caso, no lo meta en chirona antes.
Según las informaciones más fiables, el actual presidente ruandés, que está en el poder tras haber exterminado a sus enemigos y ganar unas elecciones generales años después, en 2003, es el presunto responsable de la muerte de miles de ciudadanos indefensos de la etnia hutu. Los hechos más graves habrían ocurrido el 23 de abril de 1994. Kagame que mandaba una columna militar del Ejército Patriótico Ruandés (EPR) al que daba instrucciones desde su radio, donde usaba el código 0 Bravo, esta imputado internacionalmente de dar la orden de realizar un screening contra sus enemigos (un cribado en inglés), pero que en el lenguaje de los militares se traducía por la eliminación sin distinción de todos sus adversarios.
Siguiendo sus órdenes, sus tropas se dirigieron entonces al estadio de Byumba (norte de Ruanda), en el que las fuerzas tutsis confinaron a unos 2.500 desplazados hutus, y lanzaron al interior decenas de granadas, para después entrar a sangre y fuego liquidando a sus adversarios a palos y a machetazos para ahorrar balas. De aquella tragedia solo existe un superviviente.
El recibimiento oficial se producirá pese que Paul Kagame es, además, el principal inductor de la muerte del misionero español Joaquín Vallmajó y de los cooperantes de Médicos del Mundo Flors Sirera, Manuel Madrazo y Luis Valtueña, incómodos testigos de los asesinatos del EPR (mayoritariamente tutsis) posteriores al genocidio de 800.000 muertos que esa etnia sufrió por parte de sus enemigos los hutus.
Los portavoces de La Moncloa, que han confirmado el encuentro, han revelado que durante su estancia en España para participar en la reunión preparatoria de la Cumbre de los Objetivos del Milenio como copresidente del grupo de apoyo a esta iniciativa de la ONU junto a Zapatero y el secretario general Ban Ki-moon, tampoco va a ser detenido por la policía española ni encarcelado.
Tras recibir ordenes al respecto del ministro de Justicia, Francisco Caamaño, y del de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que tiene abierto un sumario en su contra en el que le imputa por esas y otras matanzas y le atribuye los delitos de genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y atentado terrorista, ha decidido no darse por enterado de que el mayor genocida de los años noventa del pasado siglo anda tan campante por España y que hasta incluso hasta podría encantárselo de frente en El Corte Inglés, dada la afición de los negros a comprarse ropa.
TROPAS MANDADAS POR PAUL KAGAME ASESINARON A MILES DE SUS ENEMIGOS EN UN ESTADIO DE FUTBOL CON GRANADAS DE MANO. LUEGO LOS REMATARON A PALOS Y A MACHETAZOS
Al conocerse su viaje a España, los familiares de las víctimas españolas enviaron la semana pasada al presidente español una carta en la que califican la visita de «falta de respeto y auténtico desprecio hacia los asesinados». Zapatero, sin embargo, llevado por ese amor suyo a los déspotas y dictadores del mundo, al estilo del Gorila del Orinoco Hugo Chávez o el último comunista del mundo, Fidel Castro, decidió hacer caso omiso de la misiva y no clausurar el encuentro.
Una cita que se produce entre asesinatos de opositores a Paul Kagame. La agencia Reuters informaba ayer que había sido encontrado el cadáver del líder opositor ruandés, Andre Kagwa Rwisereka, vicepresidente del Partido Verde Democrático. La cabeza estaba separada del cuerpo y junto a él se encontró un machete, según fuentes policiales. El partido del fallecido no fue admitido para presentarse a las próximas elecciones.
Con una población de algo más de 10 millones de habitantes en 2008, de los 12 que tenía diez años atrás, divididas en dos etnias, hutus y tutsis, ambas emparentadas con los pigmeos, Ruanda es un país con un PIB de 9.932 millones de dólares, ocupando el puesto 134 en el ranking de los pises del mundo por su riqueza. Las transacciones comerciales con España son mínimas, por lo que José Luis Rodríguez Zapatero tampoco va a arreglar la balanza comercial ni por cuenta corriente comerciando con un país regido por un genocida, que fue colonia belga hasta el 1 de julio de 1962.
Pese a todo, Rodríguez Zapatero ordenó abrir en España una Ley sobre la Memoria Histórica, en la que se basó Baltasar Garzón para enjuiciar delitos amnistiados y cometidos 70 años antes. Pese a esta política errática, dentro de poco veremos a gente que sin duda tratará de presentarlo como candidato al Premio Nobel de la Paz, como ocurrió con Garzón. ¿El mismo que trató de enfrentar a los españoles reabriendo la Guerra Civil ahora ampara a un asesino , le esconde de la Audiencia Nacional y le recibe con todos los honores? ¡Que desgracia tener un individuo como éste como presidente!
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