Wednesday, August 4, 2010

LA DETENCIÓN DEL ASESINO DEL JEFE DE LA POLICIA DE HERNANI, UN OPORTUNO MONTAJE POLICIAL PARA OCULTAR LA NEGOCIACIÓN CON ETA

LA ERTZAINTZA TENIA DESDE FEBRERO DE 2003 LA HUELLA GENETICA DEL ASESINO DE PAGAZAURTUNDUA. CASUALMENTE LA COMPARÓ CON TODOS LOS AMIGOS DEL ASESINO, SALVO CON ÉSTE HASTA QUE EL GOBIERNO COMENZÓ A NEGOCIAR CON ETA Y HABIA QUE DIPONER DE BAZAS QUE JUGAR
Rodolfo Ares consejero de Interior del Gobierno Vasco y Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior, han presentado como un gran éxito policial la reciente detención de Gurutz Aguirresarobe, el pistolero de ETA que asesinó al jefe de la policía municipal de Hernani (Guipúzcoa) Joseba Pagazaurtundua.
Y lo hace después de ofrecer, con pelos y señales, la vida que el asesino hacia en su pueblo como si jamás hubiera matado una mosca. El etarra trabajaba en una empresa de extintores, cuyo dueño probablemente le mantuvo el puesto y la antigüedad durante el corto tiempo en que estuvo huido en Francia, como se suele hacer con los patriotas que se sacrifican por la liberación del pueblo vasco, y jugaba en el equipo de rugby del pueblo. Salía a correr todos los días. Vivía en pareja con su novia, Aitziber Ezkerra también detenida, de la que espera un hijo. Cada sábado, se reunía con su cuadrilla, gente del mundo subversivo, en una taberna situada enfrente de su casa y comía huevos fritos con patatas, según confirmó el dueño del bar, que lo describe como una persona «detallista y educada».
El peligroso terrorista, al que el ministerio del Interior identifica con una célula durmiente de ETA, a la espera de instrucciones de la banda armada para matar, como hacían los espías del KGB en la Guerra Fría, llevaba en Hernani una vida completamente normal según los vecinos pero obviamente no para la policía. Los que los dos políticos no dijeron es que la captura del terrorista tiene toda la apariencia de un montaje policial encaminado a ocultar a los ciudadanos las negociaciones con ETA.

Según todos los datos que van apareciendo Aguirresarobe, aparecía en los ficheros de la policía desde hace más de diez años y sólo le faltaba declararse culpable ante los ertzainas, la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional de San Sebastián o los expertos antiterroristas de la Guardia Civil del cuartel de Intxaurrondo. Destacado activista del llamado MNLV, encargado de recaudar los ingresos de las Herriko Tabernas y entregárselos a ETA; detenido en varias ocasiones por kale borroka, enaltecimiento del terrorismo, desordenes públicos, movilizaciones contra el AVE vasco y otras actividades de apoyo a la banda armada, tras el asesinato de Pagazaurtundua huyó tranquilamente a Francia un tiempo y regresó de nuevo sin que ningún cuerpo policial le vinculara a los comandos legales de ETA. De otra parte, su novia Aitziber Ezkerra (http://es.noticias.yahoo.com/18/20100803/video/ves-los-dos-etarras-detenidos-en-hernani-238f6cf.html), formaba parte del aparato de mugas de ETA, ayudando a huir de la policía a numerosos terroristas, entre ellos Ibon Fernández Iradi Susper, jefe del aparato militar de la banda armada, Ainhoa García Montero y a Francisco Javier Macazaga.
EL PISTOLERO Y SU NOVIA FORMABAN UN TALDE LEGAL DE ETA Y LA POLICIA TENIA QUE SABERLO AL HABER SIDO DETENIDA LA MUJER POR PASAR A VARIOS TERRORISTAS A FRANCIA
La pareja, por tanto, tenía todos los ingredientes para formar parte de un talde terrorista. Por si esto no era suficiente, hubiera bastado echar un vistazo al equipo de rugby de Hernani un auténtico «nido de etarras» que es posible no haya sido aún desmantelado del todo (http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100803/aguirresarobe-etarra-detenido-jugaba-equipo-rugby-hernani/844073.shtml). Entre sus integrantes y amigos de Aguirresarobe se encontraban Beñat Aguinagalde, estudiante de medicina, detenido en Francia por los asesinatos del concejal Isaías Carrasco y del empresario Ignacio Uria. Y un tercer pistolero, Joanes Larretxea, detenido también, coautor de la colocación de un coche bomba en la Universidad de Navarra junto a Aguinagalde. La vinculación de Gurutz Aguirresarobe a ETA, en consecuencia, era cosa sabida en sectores abertzales de la División Antiterrorista de la Ertzaintza, que dispone de varios infiltrados en la banda armada, pero hasta hace unos meses sus dirigentes habían decidido mirar hacia otro lado.
Este cúmulo de datos revela claramente que su detención no fue un éxito policial de la policía autónoma. Sus agentes tenían en su poder desde el asesinato de Joseba Pagazaurtundua, el 8 de febrero de 2003, el ADN del terrorista, extraído del vaso en el que también tomó café en el bar Daytona de Andoain antes de ultimar a su víctima. Por lo que, en un país serio como Francia o Alemania, se hubiera considerado la detención siete años después del asesinato un estrepitoso fracaso por el que había que destituir a todos los jefes del servicio de información y mandarlos a cortar troncos o a levantar piedras pero no como deporte sino como castigo. Aunque fuera por simple negligencia policial. Basta saber que hasta la llegada del PSOE al poder en el País Vasco, la huella genética del asesino de Pagazaurtundua se había comparado con la casi todos los miembros del entorno de ETA, salvo con el de su verdadero asesino.
EL CLUB DE RUGBY DE HERNANI, DONDE JUGABA AGUIRRESAROBE ERA DESDE HACE AÑOS UN «NIDO DE ETARRAS», LA CANTERA DE DONDE SALIERON LOS ULTIMOS PISTOLEROS DE LA BANDA
El asunto es más lacerante considerando que mientras el asesino se paseaba tranquilamente por Euskadi su víctima, el jefe de la policía municipal de Hernani, Pagazaurtundua, tuvo que vivir varios años en la clandestinidad para no ser asesinado. Que, finalmente, tuvo que exiliarse a La Guardia (Álava) y, a su vuelta, cuando consideraba que su nombre había sido olvidado, halló trágicamente la muerte. El caso es más lamentable y trágico considerando que por esas fechas el concejal socialista Juan Priede, un anciano de 69 años, fue asesinado en la cercana localidad de Orio, poco antes de asistir a un pleno municipal, en los escasos minutos que bajó sin escolta a tomar un café al bar Txoko, después de almorzar. O que la alcaldesa socialista del Lasarte, Ana Urcheguía, residía por entonces en una casa que parecía un fortín y para ir a su despacho, donde trabajaba encerrada en una jaula blindada, situado a 200 metros, necesitara movilizar un batallón de escoltas, en el «territorio de caza» del etarra Gurutz Aguirresarobe. Y milagrosamente escapó a las balas de éste porque vivía como una prisionera en su propia tierra y nunca se le puso a tiro.
Lo peor de todo es que la pista para matar a Pagazaurtundua salió del propio ayuntamiento de Hernani, donde trabajaba su novia Aitziber Ezkerra, de la misma manera que los datos para asesinar a Priede salió del de Orio, donde trabajaba y sigue trabajando otra ex etarra, ligada a los desaparecidos Comandos Autónomos Anticapitalistas, quien se supone facilitó la información de sus movimiento a ETA, al ser la persona que le entregó la convocatoria para el pleno horas antes.
Cuando los demócratas viven con escolta o escondidos, tienen que pasar largas temporadas fuera de su casa para despistar a los terroristas y los pistoleros juegan al rugby, salen de copas todos los sábados por el pueblo, tienen un trabajo estable con un horario regular, donde pueden ser localizados, afirmar que la detención de Gurutz Aguirresarobe ha sido un éxito policial mueve como poco a risa.
Y esto no es la primera vez que ocurre. Mientras centenares de guardia civiles se han dedicado a buscar a un terrorista en el Sur de Francia éste se hallaba de fiesta en Mondragón, Tolosa, Hernani, San Sebastián o cualquier otra localidad vasca con riesgo evidente para sus supuestas victimas, que no conocen tal circunstancia para incrementar sus medidas de seguridad o marcharse a Alicante o la Costa del Sol, donde están las dos mayores colonias de exiliados de ETA.
Lo cual revela que, pese a los grandes éxitos policiales de los últimos años, la profesionalidad no es la principal virtud de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Especialmente si se compara con la forma de actuar de otras policías europeas. Por poner un ejemplo, recuerdo que, en una ocasión, cuando escribía en Cambio 16 de esta materia, fui invitado a conocer los procedimientos de actuación de la policía de la República Federal de Alemania que necesitó especializarse en terrorismo a marchas forzadas cuando la banda Baader –Meinhof [Rote Armee Fraktion] secuestró a Hanns-Martín Schleyer en septiembre de 1977 y en una enloquecedora carrera se lanzó a matar políticos y empresarios. Para acabar con los terroristas los alemanes habían creado lo que llamaban «comandos policiales de caza dirigida», cuya misión era obtener en mayor número de datos posibles de un terrorista y perseguirles sin tregua hasta el centro de la tierra si ello fuera posible.
Gracias a ese esfuerzo, acabó en poco tiempo con el grupo de Andreas Baader y Ulrike Meinhof, y siguió cosechando éxitos incluso 20 años después de su extinción. Gracias a las pistas almacenadas, la mayor parte de los terroristas huidos fueron capturados en los confines de la tierra aunque habían cambiado de identidad, se habían hecho la cirugía estética y pasada la fiebre asesina de la juventud, ese sarampión juvenil que llaman algunos, eran pacíficos ciudadanos entrados en años y demasiado obesos para poner en riesgo la seguridad de la RFA. Es lo que se echa de menos en la policía española. Dedicación absoluta, sin escatimar personal y medios a una misión, hasta poner fin a ella con éxito.
Salvo que el asesino de Pagazaurtundua estuviera a sus anchas por Hernani con la connivencia del ministerio del Interior, en aras a la llamada normalización del País Vasco y al proceso de Paz, lo cual no parece factible y sería bastante más cruel todavía para los familiares del policía socialista y para todas las víctimas del terrorismo, el asunto hay que verlo desde otra perspectiva. Tal y como se ha producido. La no detención de Gurutz Aguirresarobe, un individuo que no sólo no se escondía sino que hacía ostentación permanente de quién era y a quién representaba, desde que cometió su más grave atentado febrero de 2003 hasta agosto de 2010 es un fracaso de la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía y la Ertzaintza.
Pero, especialmente, de la policía vasca, que tenía guardada y bien guardada su huella genética y sólo la usó cuando convino al Gobierno, empeñado en estos momentos en negociar con ETA para lo cual necesita echar balones fuera con el fin de confundir y despistar a la opinión pública hasta que culmine el proceso y especialmente a un sector del PP, cercano a Jaime Mayor Oreja, que estaba decidido a echarse el próximo otoño a la calle para impedir los encuentros con los terroristas.

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