Monday, June 21, 2010

OBSESIONADO POR UN COMPLEJO DE EDIPO EN CONTRA DE FELIPE GONZALEZ EL PRESIDENTE ZAPATERO SIGUE EMPEÑADO EN ENTREGAR PAIS VASO Y NAVARRA A ETA

FRENTE A LA ESTRATEGIA DE LOS GAL DEL PRIMER GOBIERNO SOCIALISTA, ZAPATERO QUIERE PASAR A LA HISTORIA COMO EL GOBERNANTE QUE TRAJO LA PAZ AL PAIS VASCO, A CAMBIO INCLUSO DE LA INDEPENDENCIA
Seis años después de llegar a La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero, además de ser el peor presidente de la historia de España, sigue demostrando ser presa de un complejo de Edipo y estar más decidido que nunca a matar a su padre político, Felipe González Márquez.
Si hace ahora 27 años, González, dio instrucciones a sus subordinados de acudir a la embajada de París a buscar a un general con experiencia en la lucha antiterrorista, para ponerlo al frente de los GAL y poner fin a ETA por la vía rápida, Zapatero ha dado un giro de 180 grados a la política para acabar con los terroristas.
Y de la misma manera que Forbas, el responsable de los rebaños del rey Pólibo de Corinto rescató y salvó la vida del lactante Edipo en Citerón, está empeñado en demostrarnos a todos de que los pistoleros de ETA son almas de la caridad, jóvenes descarriados que han confundido la pistola Browning con el misal y se dedican a matar porque hasta ahora nadie les ha sacado del error.
El gran estadista de León, demostrando que tiene menos cerebro que
el león de la Metro-Goldwyn-Mayer se ha lanzado a negociar con unos terroristas que lo único que han demostrado hasta ahora es que sólo saben mirar por el punto de mira de sus pistolas y que, aunque son cuatro desalmados y un tambor, pretenden meter a España en un puño, y obligar a sus 46 millones de habitantes a ponerse de rodillas y a aceptar sin rechistar sus exigencias. Sólo le falta mandarles flores a las cárceles, al sus zulos del Sur de Francia o a la provincia de Guipúzcoa, donde andan reuniéndose.
El autor, observando lo que ha ocurrido en otros países en situaciones parecidas, me pregunto: ¿Se imagina alguien al presidente de los Estados Unidos Richard Nixon negociando el reparto del poder en 1974 con el Ejercito Simbiótico de Liberación para que los terroristas no asesinaran a ciudadanos norteamericanos con sus balas de cianuro?
¿Es concebible contemplar al canciller alemán alemán Helmut Schmidt pactando la formación de un gobierno comunista en su país con la Rote Armee Fraktion, más conocida como la banda Baader Meinhof?
¿Qué habría dicho la opinión pública mundial si los primeros ministros japoneses Tomiichi Murayama y Ryutaro Hashimoto hubieran pactado un gobierno izquierdista con la secta La Verdad Suprema (Ôm Shinrik-yo) que en marzo de 1995 amenazó con asesinar masivamente a los japoneses con gases neurotóxicos (gas Sarín) si no se le hacían las concesiones políticas?.
Cualquier dirigente del mundo occidental y civilizado se ha opuesto siempre, en la manera en que lo han determinado las circunstancias, a hacer la minima condición y a claudicar ante cualquier amenaza terrorista, esos fanáticos y exaltados salvadores de la patria. ETA es el que más víctimas ha causado pero, no por eso, es el más difícil de extinguir utilizando todos los resortes que el Estado de Derecho permite.
Como he contado en este mismo blog para conseguir su propósito, entre 1967 y 1973 este grupo terrorista puso en práctica todas las formas posibles de lucha armada (desde la guerrilla rural al estilo de Sierra Maestra (Cuba) hasta el terrorismo urbano, siguiendo el modelo de los Tupamaros paraguayos). Desde entonces han asesinado a cerca de un millar de personas pero sus planes de liberar Euskalerría (ese territorio que nunca ha existido como estado soberano) han fracasado estrepitosamente.
Por eso, en 1975 los terroristas cambian de táctica y empiezan a «matar para negociar». Logran así que casi todos los Gobiernos españoles, salvo el de José María Aznar, se sometan a sus exigencias de encuentros clandestinos esporádicos para buscar lo que llaman «la paz», eufemismo que oculta las pretensiones de los asesinos de que se le entreguen a ellos y a sus acólitos un trozo de territorio de 20.947 km2 (menos de la cuarta parte de la isla de Cuba) para constituir su nación.
El último dirigente español en plegarse a las exigencias de los terroristas y en aceptar sus amenazas ha sido el actual presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Entre 2004 y 2008 se sentó en la mesa de negociaciones con los asesinos de ETA. Y en un hecho insólito, vergonzoso y absurdo, su Gobierno llevó el asunto al Parlamento Europeo (donde poco antes se había pedido la ilegalización de la banda) y admitió incluso la intervención de varios mediadores internacionales, incluido Bill Clinton, para resolver una cuestión que no tiene solución. Porque ni Francia ni España están dispuestos a ceder parte de su territorio para que se cree un estado separatista, racista, inspirado en el odio hacia todo lo francés y español y en la xenofobia.
En los últimos seis meses, el presidente del Gobierno ha vuelto a resucitar el plan de negociación con ETA de la forma más extravagante posible. Bajo el pretexto de que tenía que cuidar a su madre que goza de excelente salud ha ordenado el excarcelamiento del considerado por la Guardia Civil el máximo dirigente de ETA, el sindicalista Rafael Diez Usabiaga y trastada a una cárcel vasca a otro ex pistolero, Arnaldo Otegui Mondragón, alias El Gordo.
Tras varios encuentros en un caserío de Elgoibar, en el que ha participado como intermediario del Gobierno el presidente del PSOE vasco, Jesús Eguiguren, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, convertido en la madre Teresa de Calcuta por presiones de Zapatero, declara ahora que no hay condiciones para negociar con ETA. Rubalcaba descubre ahora que ETA (Batasuna) no va a condenar los atentados de la otra ETA (la que dispara) porque “genéticamente” son los mismos.
PROBABLEMENTE HA LLEGADO EL MOMENTO DE QUE ALGUIEN LE DIGA A ZAPATERO QUE NEGOCIAR CON ETA ES DELITO DE ALTA TRAICION

¡Vaya descubrimiento! La sentencia de la Sala del 61 del Tribunal Supremo había dicho lo mismo hace casi una década, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo se pronunció hace un par de años en el mismo sentido y, dicho sea con toda modestia, los numerosos cordones umbilicales entre los terroristas del interior y los del sur de Francia están contados desde 2002 en mi libro ETA, es saqueo de Euskadi. Nadie ha podido desmentir ni superar el torrente de citas clandestinas entre los dos brazos del mismo árbol, que aparecen en la obra.
La cuestión es esta. ¿Puede un estado democrático, una nación con más de cinco siglos de historia, que rechaza todo tipo de violencia, que dice aceptar el imperio de la Ley como norma básica de comportamiento, vulnerar la Constitución y demás leyes y negociar con unos terroristas la ruptura del país, violando además la voluntad libremente expresada de la mayoría de la población española?
Si este es un delito de traición, de felonía, de lesa patria penado por la Constitución española y a los traidores y renegados se les llevaba a la horca o al patíbulo en el siglo XIX y comienzos del XX, ¿no es este motivo suficiente no ya para ajusticiarlo pero si al menos para juzgar la conducta de conspiración en contra de la nación de José Luis Rodríguez Zapatero y meterlo durante unos años en la cárcel?
Probalemente, ha llegado el momento de que alguién coja el Código Penal, y se lo haga llegar a José Luis Rodríguez Zapatero, a ver si ese leonés de la Metro se entera de que la voluntad popular y el ejercicio del poder tiene sus limitaciones. La integridad de la nación, por ejemplo, una de ellas si no la más importante.

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