Hace unos años cuando un actor mediocre y descerebrado llamado Pepe Rubianes insultó a España asegurando que «la puta España le sudaba la polla por delante y por detrás», la dirigente socialista catalana se solidarizó con el individuo. «Todos somos Pepe Rufianes», se le entendió entonces.
Hace unos días, antes de proclamar su encendido amor por España y por su bandera, en un vergonzoso acto de travestismo político que ni ella misma se cree, la estrafalaria ministra de Defensa Carmen Chacón volvió a insultar a los españoles. «España ─dijo─ está preparada ya para asumir que una mujer ostente el cargo de presidenta del Gobierno. Hay plena igualdad de derechos entre hombres y mujeres como lo demuestra que María Emilia Casas ocupe la presidencia del Tribunal Constitucional y yo misma el ministerio de Defensa. Los gobiernos de Chile y Noruega, presididos por mujeres revelan que, tarde o temprano, en España le llegará el turno a una mujer».
Al margen de haberse olvidado alevosamente de Margaret Thatcher, la Dama de Hierro y la primera mujer que accedió por méritos propios a la presidencia del Gobierno del Reino Unido, la titular de Defensa no explicó de dónde se sacó la peregrina idea de que, hasta entonces, los españoles debíamos ser unos seres retrógrados, retrazados mentales, una especie de cavernícolas o cernícalos incapaces de asumir que una mujer llegara a la más alta magistratura de la nación. ¿Lo leyó en una bola de cristal? ¿Lo hizo escrutando las vísceras de un reptil de la cuadra de Zapatero o fue más bien analizando los pozos de café de su abuela?
Porque su idea, amen de peregrina, con la que pretende sentar cátedra acerca del grado de madurez política de los españoles constituye un insulto a nuestros compatriotas, que fueron capaces de hacer una transición de la dictadura a la democracia sin violencia. Y de algo más difícil todavía: aceptarla a ella misma, embarazada de siete meses, como titular del ministerio de la Guerra, hecho vejatorio e insultante para muchos militares, aturdidos ante la tesitura de tener que acudir a una hipotética contienda bélica mandados por una mujer dedicada a cambiar pañales y dar biberones, hecho sin precedentes en ningún otro país del mundo civilizado.
Chacón es probable que confunda la velocidad con el tocino. El problema real no es si España está preparada para admitir a una mujer en La Moncloa ─ que si lo está y nadie lo duda─ sino si la mayoría de las mujeres de su partido están capacitadas para ocupar la Presidencia del Gobierno, una de las grandes metas del feminismo radical, o pretenden imponerlo como siempre por las bravas, mediante la política de cuotas, de tan nefastos resultados.
Porque la incorporación de la mujer a la política, a donde llegaron muchas de ellas como floreros, como los negros en los Estados Unidos, para dar un toque de color, ha sido demasiado reciente, precipitada y aleatoria para que las dudas no se planteen. «Los dos gobiernos de José María Aznar fueron muy buenos, salvo las ministras que, con las excepciones de Esperanza Aguirre y Ana y Loyola de Palacio, resultaron todas ellas un desastre. Y eso que la mayoría habían sido excelentes alcaldesas o diputadas», me contó hace años el ex ministro de Fomento del PP Rafael Arias Salgado. Opinión que comparten otros ex miembros de los Gobiernos de España entre 1996 y 2004.
LAS MUJERES, SALVO HONROSAS EXCEPCIONES, HAN SIDO UN COMPLETO DESASTRE COMO MINISTRAS, LO CUAL NO ES NADA CONGÉNITO NI CONTAGIOSO. ZAPATERO SIENDO UN HOMBRE HA BATIDO TODOS LOS RECORDS DE INCAPACIDAD
Las ministras de Aznar tenían a su favor, además, que habían sido elegidas utilizando criterios de profesionalidad, eficacia, capacidad e idoneidad demostrados anteriormente en cargos de inferior rango. Pese a ello, un grupo de las ministras (Celia Villalobos, Margarita Mariscal, Isabel Tocino, Ana Birulés), por el «principio de Peter» de las llamadas leyes de Murphy [En cualquier jerarquía, todo empleado que asciende tiende a incrementar su nivel de incompetencia] o por las razones que fuera, no dieron la talla.
Tras la llegada del PSOE al poder la idoneidad y los méritos fueron sustituidos por la política de cuotas. Y el desastre de los gobiernos socialistas integrados paritariamente por mujeres y hombres se incrementó exponencialmente, aunque en la mayoría de los casos sea muy difícil discernir quiénes lo hicieron peor, los hombres o las mujeres, empezando por José Luis Rodríguez Zapatero, el individuo que ha batido los mayores récords de incapacidad para la política. Dicho esto, nadie duda, sin embargo, que Carmen Calvo, Magdalena Álvarez, María Antonia Trujillo, Elena Espinosa, Mercedes Cabrera, Beatriz Corredor, Bibiana Aído, Cristina Garmendia, Ángeles González- Sinde o Elena Salgado pasarán a la historia de España sin duda como modelos de ineficacia, mediocridad, falta de iniciativa, e incapacidad manifiesta para ostentar el cargo que representaban.
Lo que tampoco es congénito, contagioso ni tiene nada que ver con los cromosomas femeninos ni permite, en consecuencia, descalificar globalmente a las mujeres para el ejercicio de la cosa pública. Si, en cambio, al presidente del Gobierno, un individuo dotado de un ojo clínico especial para encapricharse y rodearse de personas mediocres y sumisas. Un personaje que, llevado por el odio a sus antecesores, nada más llegar a la sede socialista de Ferraz realizó una limpieza étnica, un genocidio político al estilo de los hutus de Ruanda-Burundi, encaminado a acabar con el «felipismo», enviando para desgracia suya al «cementerio de elefantes socialista» a una gran parte de los mejores políticos de la democracia.
El caso de Carmen Chacón merece un punto y aparte. Catalanista ligada al sector separatista del PSOE como puede desprenderse de la lectura de su tesis «El Federalismo a través de la Carta canadiense de Derechos y Libertades de 1982» y de su paso por la Universidad Laval de Quebec, uno de las cunas del Movimiento Separatista de Quebec; reconocida pacifista al estilo de los ocupas barceloneses, era la persona menos idónea del mundo para ocupar el ministerio de Defensa, cuyas misiones son la de ser los garantes de la unidad territorial y la de intervenir como fuerzas de interposición o de choque ─ según las circunstancias─ en los conflictos bélicos internacionales como garantes de la paz y la estabilidad del planeta.
EL PASO DE CHACON POR LA UNIVERSIDAD LAVAL DE QUEBEC LA HA CONVERTIDO EN UN POLITICO CATALANISTA, SEPARATISTA Y EN UNA PACIFISTA DEMODEE, APTA PARA PRESIDIR GREEN PEACE PERO NO EL MINISTERIO DE DEFENSA
Sin apenas experiencia la «Pasionaria» socialista fue elevada por Rodríguez Zapatero al ministerio de Defensa para complacer a las feministas, a su marido, el ex secretario de Estado Miguel Barroso, y conseguir un «golpe de efecto» publicitario en la opinión pública al estar embarazada de siete meses, como si el ministerio de la Guerra fuera una maternidad o una escuela para el parto.
La presencia de la ministra-parturienta se hizo notar enseguida. Chacón trató de convertir las Fuerzas Armadas en una especie de ONG, en un grupo de bomberos-apagafuegos o de hermanitas de la caridad dedicadas a rehabilitar aldeas y poblados en zonas en conflicto olvidándose de su verdadero objetivo, de su propia seguridad y de la misión que les ha encomendado, según los casos, la OTAN o las Naciones Unidas.
Por si eso fuera poco ha tratado de introducir la «filosofía de género» y la ideología socialista en el seno de las Fuerzas Armadas; ha reducido su presupuesto en más de un 30 por ciento, la ultima ocasión en las Ley de Presupuestos para 2011, con un tijeretazo del 7 por ciento, lo que supone la perdida de 593 millones de euros y el número de efectivos muy por debajo de la horquilla de 80.000-90.000 combatientes prevista en la Ley de la Carrera Militar, dejando a la mayoría de las unidades de choque en cuadros, tal y como hizo Manuel Azaña en 1931 al reducir el Ejercito a siete divisiones orgánicas y «purgar» a miles de oficiales y jefes no adictos a la República.
Sus constantes meteduras de pata, al confundir la milicia con Green Peace, tuvieron su colofón en marzo de 2009 cuando, sin consultar con los socios europeos, ordenó la retirada de las tropas españolas de Kosovo, siguiendo el ejemplo de Rodríguez Zapatero, al sacar al ejército de Irán, irritando a los aliados, tal y como revelaron en su día los diarios Süddeutsche Zeitung (alemán), el británico The Independen o el italiano Il Corriere della Sera y obligando a los Estados Unidos a imponer a España un calendario de retirada, bajo la amenaza de embargo de los sistemas de armas adquiridos en aquel país.
Partidaria de ir a su despacho como si acudiera a una fiesta de disfraces o viviera en un Halloween permanente, con sus modelitos de pantalón y chaqueta blancos y negros, al estilo de los pingüinos, no ha tenido como al resto de sus compañeras de Gobierno un hueco en la revista Vogue. Pero eso debe traerle sin cuidado. Carmen Chacón y su marido, Miguel Barroso, cabo furriel del ministro socialista José María Maravall durante su etapa en Educación, tiene otras aspiraciones. Una de ellas, disponer de una confortable choza en la playa Samaná (República Dominicana), en una de las urbanizaciones más chic de la isla donde se puede ver al mayor número de socialistas españoles por metro cuadrado. No en vano, el dueño del cortijo turístico es el ex presidente del Gobierno Felipe González, que controla por medio de una sociedad instrumental administrada por el empresario socialista Jesús Barderas, según publique en 1989 en la revista Tribuna y nadie me desmintió.
FRENTE A LOS QUE OPINAN QUE LA MUJER ES UN «SACO DE HORMONAS ENLOQUECIDAS», LOYOLA DE PALACIO Y ESPERANZA AGUIRRE, HAN DEMOSTRADO QUE PODRÍAN HABER SIDO DOS GRANDES PRESIDENTAS DE GOBIERNO.
De ahí que muchos de sus compañeros de partido piensen que está capacitada para hablar de casas en la playa e incluso de la llegada de Cristóbal Colón a las Américas [desembarcó, precisamente por Samaná] pero que no resulta la persona más idónea para especular sobre la sabiduría y madurez política del pueblo español para admitir a una mujer en la presidencia del Gobierno. Obviamente, si se optara a convertir La Moncloa en su nueva casa, no es probable que las masas se echaran a la calle para expulsarla del cargo porque este país es más civilizado de lo que supone. Pero muy poca gente la aceptaría en la presidencia del Gobierno por mucho que ahora trate de que se olvide su pasado separatista y disimule sus carencias abrazándose a la bandera de España.
Lo cual no es óbice para cortar a todas las mujeres por el mismo patrón y determinar que éstas son un «saco de hormonas desbocadas y enloquecidas», como dicen algunos fachas, y que por su propia naturaleza carecen de dotes para realizar labores de gobierno al más alto nivel. Todo lo contrario. Pienso que si Loyola de Palacio [fallecida en 2006] o Esperanza Aguirre, por poner dos ejemplos, hubieran sustituido a José María Aznar en 2004, el falso debate que Chacón plantea ahora no se hubiera producido. Por que tanto la una como la otra hubieran sido dos excelentes candidatas a la presidencia del Ejecutivo. Una asignatura pendiente que el socialismo tardará aún muchos años en aprobarla. Si es que la aprueba.
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