Thursday, October 14, 2010

CARMEN CHACON SOLO ACIERTA CUANDO METE LA PATA. HABRÍA QUE TOMARLE LA PALABRA Y EXIGIRLE UN PROTOCOLO PARA HONRAR A LA BANDERA, EMPEZANDO POR CATALUÑA





Aunque lo hagan a propósito, aunque casi siempre actúen con mala fe, al Gobierno no le sale siempre todo rematadamente mal. E incluso cuando sus miembros meten la pata hasta el corvejón, que es lo que ocurre en la mayoría de las ocasiones, es cuando aciertan, mire usted por donde. Y es entonces y sólo entonces cuando es posible sacar provecho de sus errores de acuerdo con el proverbio de que «no hay mal que por bien no venga».
Es el caso, por ejemplo, Carmen Chacón, ese genio de la maldad y de la ignorancia, que José Luis Rodríguez Zapatero colocó en el Ministerio de Defensa para que los representantes de las Fuerzas Armadas sintieran en sus carnes lo que era estar mandados por una mujer embarazada de siete meses, pacifista y, además, separatista catalana, una señora de las quw les gusta disfrazarse con pantalones estrafalarias chaquetas varoniles y que lleva dos años largos confundiendo un regimiento con una ONG y un batallón de zapadores con el cuerpo de bomberos.
Chacón acaba de hablar de la fiesta de la Hispanidad y con el objetivo de secuestrar la libertad de expresión ha propuesto a los partidos que se elabore un «protocolo» para poner fin a los alborotos y a las algarabías que se generan en los momentos previos y posteriores al desfile ─ este año incluso en mitad del festejo patriótico─ y que según ella «deshonran la bandera nacional». ¡Vaya por Dios, patriota que se nos ha vuelto la niña!
Por eso de que más vale tarde que nunca, es bueno que la mujer de Miguel Barroso, llevada a Defensa por la amistad de su marido con Rodríguez Zapatero, se haya dado cuenta aunque solo sea de boquilla de lo que representa la enseña nacional para muchos españoles. Y mas reconfortante aún, que lo haya dicho en público.
En consecuencia, estoy seguro de que muchos españoles le dan la razón cuando exige decoro y buen comportamiento del público en los momentos más solemnes en que se rinden los máximos honores a la enseña patria. Ahora bien, por lo que he hablado con la gente, muchos compatriotas son partidarios de imponer al menos tres condiciones al Gobierno:
1.- Como ministra del Gobierno de España debe comprometerse a que la rojigualda ondee en todos los centros oficiales del País Vasco, de acuerdo con la Ley de Banderas y con las sentencias del Tribunal Supremo en esta materia. Y, a quienes contravengan este mandado, denuncia al canto y a Alcalá-Meco, a hacer compañía a los etarras.
2.- Igual comedimiento y respeto debe exigir la titular de Defensa a los catalanes seudo separatistas que ella misma representa en relación con la bandera nacional que no debe ser ultrajada ni mancillada. Y quienes con sus gritos separatistas insulten u ofendan al símbolo de la unidad de todos los españoles o la quemen y sean aprehendidos por la policía, juicio y pena de cárcel.
3.- El derecho de expresión no debe amparar a aquellos energúmenos vejen u ofendan los símbolos nacionales, que deben ser respetados por todos, aunque no les gusten. A muchos tampoco nos gusta la senyera ni la ikurriña vasca y no por eso no nos calentamos las manos haciendo una hoguera con ellas.
Una vez que el PSOE asuma estos presupuestos mínimos de convivencia, y Rodríguez Zapatero se arrodille ante la enseña de los Estados Unidos y pida perdón por su falta de respeto a los representantes de una nación amiga por el desaire originado años atrás, es probable que algunos españoles dejen de abuchearle.
Y si no ocurre así porque los ciudadanos han decidido hacer uso de su derecho de expresión, que se jorobe. Los políticos cobran de los Presupuestos Generales del Estado, son empleados públicos, servidores de los ciudadanos y estos tienen derecho a elogiar su conducta y a colmarle de parabienes cuando lo hacen bien. Pero también a afeársela y a sacarle los colores cuantas veces haga falta cuando meten la pata. Que, lamentablemente, es casi siempre.

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